El tomate es una de las legumbres más populares de todo el mundo. Podemos encontrarlo casi en todas las salsas y demás platillos, aunque sea solo para acompañar o darle más sabor a la comida. No es de extrañar que sea un ingrediente tan importante de nuestra alimentación, puesto que tiene gran cantidad de propiedades y nutrientes que nos benefician en más de una manera. Sin embargo, nunca está de más realizar un pequeño intento por mejorar las cosas y eso es exactamente lo que ocurre con el tomate transgénico: un intento por perfeccionar lo que, de por sí, ya es impresionante.
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¿Qué es el tomate?
El tomate, también llamado tomatera o jitomate, es una especie de planta herbácea científicamente llamada Solanum lycopersicum, proveniente del género Solanum de la familia Solanaceae; es oriunda de Centro y Sudamérica y su usanza como alimento se causó en México hace unos 2500 años. El nombre proviene de la palabra náhuatl xītomatl.
La legumbre es sembrada en todo el mundo para su consumo tanto fresco como procesado de incomparables maneras (salsa, puré, jugo, deshidratado, enlatado).

Tomate Transgénico
La poligalacturonasa es una enzima encargada de destituir las paredes celulares durante la gestación del tomate y, por consiguiente, su diligencia es la encargada del quebranto en la solidez del fruto durante los períodos post-cosecha y, en último recurso, del congruentemente transitorio ciclo de buena calidad del tomate para consumo fresco. El tomate «FlavrSavr» es un organismo genéticamente reformado perfeccionado a través de la llamada tecnología del ARN antisentido con el objetivo de aumentar la vida media post-cosecha y, por ende, la calidad del tomate para consumo fresco.
En estos tomates se ha conseguido reducir la manifestación del gen para la producción de poligalactruronasa, y por ende, la actividad de esa enzima durante la gestación, cosecha y post-cosecha de los frutos. Luego de las valoraciones de peligro y el desempeño de todos los requisitos necesarios, la FDA (Food and Drug Administration, EE.UU.) afirmó en el año 1994 la mercantilización del tomate FlavrSavr, el cual se transformó en el primer fruto procedente de un laboreo transgénico en ser licenciado para consumo humano.
En el año 1997 el tomate FlavrSavr fue aislado del mercado y en la actualidad no coexisten tomates transgénicos en comercialización en ningún país del mundo.
Se suele confundir los tomates «larga vida» con tomates modificados geneticamente, pero este no es el caso. Los tomates «larga vida» son fruto de mejora convencional.

Tomates transgénicos tolerantes a la sequía, resistentes a hongos y con mejor calidad nutricional
Científicos del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Vegetal en Nueva Delhi (NIPGR) han conseguido optimizar variadas tipologías de una diversidad de tomate cambiando sólo un gen. El equipo del NIPGR ha demostrado el triunfo de sus indagaciones estableciendo un tomate transgénico invulnerable a la sequía, a la contaminación por hongos y nutricionalmente beneficiado con más hierro y ácidos grasos poliinsaturados.
Según acopia ChileBio, el perfeccionamiento de las particularidades del tomate se consiguió a través de la transmisión de un gen derivado de una seta alimenticia llamada Flammulina velutipes. Este gen recopila la enzima C-5 esterol desaturasa (FvC5SD).
Las plantas de tomate transgénicas que manifiestan la encima FvC5SD originan un barniz en sus hojas que las resguarda de la pérdida de agua. Esta novedosa diversidad derrocha hasta un 23% menos de agua que sus equivalentes habituales, proporcionándoles una mayor resignación a la sequía y el acrecentamiento de la intransigencia a los asaltos de hongos.
Conjuntamente, el Fv5C5SD es una albúmina que incluye hierro, por lo que los científicos revelaron que estos tomates modificados geneticamente comprendían hasta tres veces más de hierro que las legumbres usuales. Los científicos además atestiguan que estos tomates poseen mayor nivel de ácidos grasos, alrededor de 1,5 a 5 veces más que los tomates no transgénicos.
Asis Datta, profesor del NIPGR, testificó que “hasta donde sabemos, este es el único relato que revela que la manifestación de un solo gen logra corregir estreses bióticos/abióticos, así como la aptitud alimenticia al mismo tiempo.”
Tomate transgénico que reduce la hipertensión
Científicos de la Facultad de Ciencias Químico-Biológicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), México, consiguieron desplegar un tomate que auxilia al control y reducción de la hipertensión, una de las dolencias más frecuentes en el mundo.
Este procedido de los laboreos transgénicos se enfatiza internacionalmente por ser el único que altera la biología del tomate para advertir y afrontar la hipertensión, padecimiento que inquieta a 30% de la población del planeta, según la Organización Mundial de la Salud.
Los científicos mexicanos ejecutaron exámenes técnicos y hallaron algunas albúminas y en ellas péptidos bioactivos que socorren a empequeñecer la hipertensión. Uno está formado por dos aminoácidos (valina y tirosina) que ya han justificado que reducen la hipertensión en ratas.

“La proteína sola para consumo puede ser costosa, por ello se pensó en un modelo que pudiera incorporarlo al tomate, por tratarse de un alimento popular y que se encuentra presente en la canasta familiar a nivel global” afirmó Lourdes Janeth Germán Báez, quien dirige el equipo científico. “Fue así que, una vez identificada la proteína amarantina, se extrajo del amaranto y se purificó, aisló y secuenció para poder ser expresada en el tomate transgénico. Luego trabajamos por un mes con ratas hipertensas en el laboratorio, en las que se probaron diferentes dosis”, detalló.
Constan tesis europeas en los que el tomate ha sido reformado genéticamente, pero con la meta de advertir el cáncer. En la revista Nature Biotechnology se exponen efectos en ratones nutridos con tomates retocados a través de ingeniería genética a fin de vigilar el gen p53, llamado “guardián del genoma”, cuya alteración se halla en el 50% de los tumores malignos.
El desarrollo del experimento
En el experimento, a un grupo de ratones se les dispuso captopril, uno de los medicamentos más frecuentes para alternar la hipertensión, en las mismas simetrías que a otro conjunto de ratones se les suministró la amarantina por medio de los tomates transgénicos. Se concibieron estimaciones a disparejas horas y se evidenció que en ambos grupos se alcanzaba el mismo resultado a las cuatro horas de consumido.
La amarantina, opera en los pulmones y demás órganos donde se halla la enzima convertidora de angiotensina (ECA), la cual hidroliza una sustancia llamada Angiotensina I y la convierte en Angiotensina II, un péptido que eleva la presión arterial.
La peculiaridad que posee la amarantina es que opera como inhibidor de la ECA e imposibilita su función. Esa diligencia la ejecuta el tomate genéticamente reformado ante una sobreactividad de la enzima y alcanza regularizarla, de forma que si una persona que consume el tomate no es hipertensa no le hace daño.
La subsiguiente fase de su plan será experimentar el resultado de este tomate en humanos para establecer las cantidades apropiadas. En las ratas ya se evidenció que puede aumentar 13 veces su potencial antihipertensivo.
“Al transformar genéticamente al tomate le damos más valor nutrimental, por la incorporación de aminoácidos y proteínas, y nutracéutico porque el péptido reduce la hipertensión”, afirmó la científica. “El método para manipular genéticamente al fruto no implica gran inversión, ni en insumos, ni en materia prima; no requiere condiciones especiales para su cultivo, de manera que para generar la semilla el costo sería muy bajo”, completó.
Detrás de los alimentos transgénicos
Estados Unidos ya consiente mercantilizar suministros cuyo genoma ha sido corregido sin ninguna ordenación específica mientras la UE asimila qué actitud tomar al respecto.
Los laboreos transgénicos llevan estimulando ardientes disputas desde el empiece de su mercadeo, a terciados de los noventa. Los desacuerdos entre sus protectores y acusadores son casi siempre violentos, y tienden a contener denuncias de manosear las científicas. Mientras en Estados Unidos los iniciales han tenido más éxito, y los cuerpos modificados genéticamente emergen al mercado con coherente desenvoltura, en la Unión Europea han hallado enérgico rehúso con firmes discusiones, ordenaciones y oposiciones en los contornos nacional y comunitario.
En la industria, solo un maíz transgénico, reformado por la multinacional Monsanto para luchar contra la peste del “taladro del maíz”, ha logrado trasladar la normativa comunitaria: España acumula el 95% de la superficie cultivada de esta variedad en la UE. Pero ahora, los alimentos “editados” abren una nueva zona de discusión.
Los acreditados como transgénicos son aquellos cuerpos a los que se ha incorporado material genético exterior o infrecuente para obtener modificaciones de forma o de color, o resistencia a ciertas bacterias o insectos. Esos nuevos genes llegan de otros organismos o salen de un laboratorio. Por contra, con la edición del genoma, por ejemplo, a través del sistema CRISPR, no se instituye ADN infrecuente: meramente se cambian las tipologías del propio. Ya hay tomates cuyo color, tamaño y duración han sido reformados, o trigos resistentes a la roya.
En Estados Unidos ya se pueden comerciar setas en las que se ha desactivado el gen que hace que se vuelvan marrones, o una diversidad de camelina que origina más aceite. Las setas aún no han salido al mercado por temor a las insinuaciones de los consumidores, pero al no contener ADN extraño están capacitados a hacerlo sin necesidad de pasar por los controles que sí requieren los transgénicos.
Esta propagación de siembras reformadas exige una nueva ordenación sensata, según amparan expertos como Jennifer Kuzma, de la Universidad de Carolina del Norte. Las pruebas científicas útiles hasta el momento instauran que no hay peligro en el consumo de alimentos transgénicos por humanos: pese a más de dos décadas, no hay asomos de alergias o padecimientos incitados por estos. No se han matriculado hasta ahora sumarios en los que siembras reformadas hayan corrompido a sus progenies campestres. Aun así, Kuzma defiende por tener en cuenta las ansiedades de los ciudadanos a la hora de decretar. “En la práctica, a la hora de regular es imposible basarse totalmente en la ciencia”, anota. “Cualquier evaluación de riesgos y seguridad implica juicios de valor”, arguye.

Mientras Washington ha cedido su completa aprobación y Bruselas recapacita acerca de qué hacer, países como Nueva Zelanda han dicho que no: que cualquier cuerpo editado es semejante a un transgénico y, por tanto, está ilícito. La sentencia de la UE, como la de E.E.U.U, es significativa porque como vigoroso bloque comerciante de comida, señala las circunstancias a muchos países en progreso que la expiden.
“Los países en desarrollo no han sido tenidos en cuenta en el debate sobre los transgénicos”, anota Chike Mba, experto en la biotecnología de vegetales de la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura). “Y si necesitamos producir más comida en un ambiente y un clima cambiantes, estamos obligados a explorar todas las opciones, también ahora la de la edición genética”, puntea.
Los adeptos de fructificar estas elecciones conversan ya de crear diversidades que soporten aluviones. O que soporten, por ejemplo, las sequías que vapulean el Este y el Sur de África. La edición, a priori, esquiva muchas de las dificultades que se orientaban a los transgénicos. Pero hay otro nudo en este tema. “Todo el debate ha entrado en conflicto con la discusión sobre el papel de las multinacionales agrícolas”, anota Mba.
Te invitamos a seguir leyendo sobre los organismo transgénicos, y como están ayudando a mejorar muchos aspectos de la vida humana:
- La manzana transgénica preferidas por los consumidores por su no oxidación
- Papaya transgénica beneficiosa por su resistencia a los virus
- Las vacas transgénica y sus principales caracteristicas
- Beneficios y riesgos de la papa geneticamente modificada
Otras inquietudes mencionadas corrientemente por sociedades de plantadores de todo el mundo contra la ingeniería genética en general residen en la usanza que las grandes multinacionales de semillas (como la propia Bayer-Monsanto) consiguen hacer de una tecnología en la que son quienes más varían y que, por ende, habitualmente dominan. Organizaciones como la Vía Campesina descubren, entre otras cosas, que con estos laboreos se estimula a obtener otros bienes de las mismas empresas, como pesticidas o fertilizantes, generando así una dependencia por parte de los productores de comida.
“Quizá sea hora de que los Gobiernos den un paso al frente e inviertan en investigación y formación para que no sean las grandes compañías las únicas que lo hagan”, juzga Mba. Ya que, acepta, estas se concentran en diversidades productivas y en perfeccionar sus favores. Y es poco probable que en optimizar siembras como la yuca o el taro, que son los que realmente sirven a los pequeños productores y a quienes más riesgo tienen de pasar hambre. Te parece interesante el articulo sobre los tomate transgenico dejame tu opinion en los comentarios.